“Una dimensión ulterior. Aproximaciones a la escultura contemporánea en España”, gran apuesta del Museo Patio Herreriano de Valladolid que se podrá visitar hasta el 13 de octubre. Una de esas exposiciones que dejan huella y hay que ver de forma pausada por todo el conocimiento que nos brinda.
En este post realizaremos un viaje al Museo Patio Herreriano para volver a disfrutar de esta importante exposición y descubrir los diferentes discursos que ella plantea sobre la escultura contemporánea.
“Una dimensión ulterior” parte de una exposición anterior, “Cuatro dimensiones”, inaugurada en el 2003, que realizaba un ejercicio similar de recoger cómo la escultura en España ha ido evolucionado hasta nuestros días.
Las piezas corresponden a la colección privada del museo, pero también se integran otras muchas cedidas por diferentes galerías que refuerzan su diálogo.
La exposición está articulada en torno a diferentes temáticas que reúnen, en las cinco salas que la componen, a ciertas tendencias artísticas.

“Una dimensión ulterior”
En cada una de estas salas, diferentes artistas de gran recorrido como Jorge Barbí, Cristina Iglesias o Adolfo Schlosser dialogan con las principales figuras actuales de la escultura contemporánea española. Artistas nacidos entre los años 70 y 80 cuyo trabajo ha estado marcado por la llegada de la tecnología digital, como June Crespo, Tere Solar o Nuria Fuster.
En la planta tercera, nos encontramos dos salas de la exposición (6 y 7) que ponen el foco en la escultura en torno a la forma y la antiforma.
La sala 6, titulada “Un problema de forma (y de fondo)”, hace un recorrido por diferentes formatos, desde aquellas piezas que sólo nos hablan de la forma o la materia en términos propios de la escultura, hasta piezas relacionadas con el arte minimalista o conceptual que comprimen su significado a la mínima expresión. La componen piezas de Susana Solano junto a June Crespo o la pieza de Pello Irazu junto a las de Ángela de la Cruz.

Susana Solano “Entre cuatro, 1990”, junto a June Crespo “Daytime Regine, 2014”.
En la sala 7, titulada “Tiempo y espacio de la escultura”, nos encontramos piezas que nos hablan de la escultura desde una perspectiva más conceptual, donde se analiza por una parte ese espacio que la rodea, el que ocupa o interviene, y por otro, cómo cambia en relación al tiempo. Aquí encontramos piezas de Elena Asins junto a la de Itziar Okariz o las fotografías de Asier Mendizabal junto a las de Patricia Dauder.

“Tiempo y espacio de la escultura”
En la planta segunda, tres de sus salas (3,4 y 5) acogen la parte de la exposición que trata la evolución de la escultura desde diferentes micro-discursos. Entre otros, nos hablan sobre las relaciones entre lenguaje cuerpo-forma, el movimiento en la naturaleza o su carácter orgánico frente a la materia mecánica.
La sala 3, titulada “Extrañamiento de lo propio”, reúne una serie de artistas que han trabajado desde las raíces o la inspección de lo tradicional y cotidiano.
En el centro de la sala encontramos la misteriosa cuchara de Jorge Barbi, Utensilio, 1988, que articula el resto de la composición. A su alrededor encontramos piezas de Jabono Castellano o Fernando García, donde elementos cotidianos y encontramos evocan momentos familiares.

“Extrañamiento de lo propio”
La sala 5, una de las mayores en dimensiones, nos encontramos dos temáticas.
En una primera parte, titulada “Torsión del cuerpo y del lenguaje”, reúne a una serie de artistas que trabajan con la inspección del cuerpo. Encontramos la pieza “Santos, 1988”de Pepe Espaliú junto al trabajo de naturaleza imprevisible de Julia Spinola y al proyecto de Antoni Llena.

“Torsión del cuerpo y del lenguaje”
Ya en la segunda parte, titulada “Naturaleza: origen, esplendor, residuo”, trata sobre la naturaleza desde diferentes perspectivas, temática que no podía faltar si hablamos de las diferentes etapas de la escultura. Las piezas de Adolfo Schlosser, referente en la colección Arte contemporáneo, nos sugieren la contemplación meditativa.
Sus piezas en torsión se mueven entre esa línea que divide el movimiento del equilibrio y que dialogan con la pieza de Cristina Iglesias o la de Carlos Irijalba.

“Naturaleza: origen, esplendor, residuo”
Y para terminar la sala 4, titulada “Voz de la materia”, una de las salas de la exposición más frescas y coloridas.
En ella se muestran piezas donde el lenguaje propio del artista que suscita a través de los materiales tiene relevancia para reflejar lo intangible.
Nada más entrar en ella, la mirada se nos va a la pieza en forma de lengua de Eva Lootz, “s/t, 1986”, que dialoga con los trabajos de Elena Blasco que igualmente realizados con parafina nos hablan sobre la maleabilidad del material.

“Voz de la materia”
“Una dimensión ulterior”, nos ofrece una de las tantas posibles alternativas para realizar un recorrido por la escultura hasta nuestros días. Sin embargo, lo que me llama la atención de esta exposición es la elegancia con la que ha permitido reunir a artistas de diferentes generaciones, estilos y lenguajes dentro de una misma temática.
En toda la creación artística contemporánea la tecnología ha producido cambios tanto en la producción como en su interpretación. Y la exposición da muestra de ello.
Sin duda, “Una dimensión ulterior” es una exposición 10, por la calidad de las piezas, el montaje y la experiencia del visitante.
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