Natividad Navalón, representante de la gran transformación de la escultura nacional producida a finales de los ochenta es la nueva creadora de la sección Escultoras Expressan.
Natividad Navalón (Valencia, 1961) a lo largo de su carrera, ha trabajado en los ámbitos de la escultura, la fotografía y, sobre todo, la instalación, con la que está especialmente vinculada. Su producción artística presente en importantes colecciones de arte contemporáneo, tiene la reflexión sobre las emociones y los sentimientos como elemento común, acercándose así al discurso feminista y la narrativa realizada por mujeres. Esta escultora consagrada ha recibido numerosos premios y reconocimientos entre los que se destacan: el Premio Damián Forment de 1984 y el Premio de la Bienal de Escultura Villa de Quart de Poblet de 1987.
Estudió escultura en la Facultad de Bellas Artes de San Carlos y se doctoró en Bellas Artes por la Universidad Politécnica de Valencia. Ha sido vicedecana y directora del área de escultura en la Facultad de Bellas Artes de Altea de la Universidad Miguel Hernández, así como catedrática de proyectos en el departamento de escultura de la Universidad Politécnica de Valencia. Es difícil desvincular a Natividad Navalón de su ciudad, pero no menos difícil que hacerlo de la Universidad y de la actividad investigadora. De hecho, los proyectos artísticos llevados a cabo en su trayectoria han sido el resultado de procesos de investigación desarrollados en diferentes líneas.
Su recorrido artístico comienza a finales de los ochenta con piezas abstractas llenas de simbolismo que hablan de ella misma tanto de sus deseos como de sus miedos. La utilización del espacio de una forma no tradicional la hacen destacar.
En el Museo Nacional centro de Arte Reina Sofía, la artista Natividad Navalón presentó “Mar de soledades”, del proyecto Moradas Anónimas (1994-1998). La exposición mostraba la relación entre el lenguaje de la instalación y el uso de la repetición. Con referencias al minimalismo estructural, el proyecto expositivo se desarrollaba a través de planchas de acero sobre las que se situaban almohadones de terciopelo rojo. La instalación reclamaba el paseo del espectador entre esos lechos, para que participara o se involucrase en la realidad de la soledad y la incomunicación actual, derivadas del aislamiento.
A medida que su obra evoluciona, la dirección que va siguiendo su trabajo sigue manteniendo el carácter simbólico pero lo hace desde una perspectiva más amplia vinculada al universo femenino. En la serie “Sin Pedir perdón” (2000-06) indaga en los arquetipos femeninos, experimentando en el ámbito escultórico con el uso de materiales pertenecientes a la industria textil.
La artista asocia las telas y la ropa con el pasado y las tradiciones relacionadas con la feminidad, haciendo que predomine el color blanco que simboliza la pureza. Aunque con Louise Bourgeois pudimos ver con sus celdas metáforas de su vida interior, así como evocar recuerdos pasados, Navalón no emplea las telas con asociaciones personales sino que permite al espectador el querer dar nuevas interpretaciones y experiencias.
En la pasada edición de la Feria de Arte Contemporáneo en Sevilla, SACO (2016) pudimos ver varias de las piezas que pertenecen al proyecto “Sin Pedir perdón” en el stand de Miquel Piqueras.
Uno de los proyectos más reconocidos es el resultado de la investigación sobre la identidad que se pudo ver en la exposición “La maleta de mi Madre”, perteneciente a la serie De Madres a Hijas (2006-13), que albergó el IVAM (Instituto Valenciano de Arte Moderno).La exposición ahonda en la relación madre e hija y las tradiciones socioculturales.
En sus obras encontramos temas presentes como la soledad, la ausencia y la memoria enfocadas en el universo femenino, sin carácter reivindicativo. Otro rasgo a resaltar es la presencia de narrativa a través de la teatralidad presente en sus instalaciones, ya que a través de ellas existe un fuerte interés de contar historias.
Los símbolos utilizados en las instalaciones son el resultado de un gran análisis reflexivo, con el que Natividad Navalón, a través de su lenguaje escultórico convierte un hecho cotidiano en un hecho artístico.
No cabe duda de que las niñas con falda corta son piezas relevantes en la trayectoria de la artista y que no dejan indiferente a nadie por su belleza. Sin embargo, la puesta en escena y la indudable capacidad que tiene Natividad Navalón para involucrar al espectador en sus piezas es en mi opinión su sello de identidad. La forma única de expresar arte de Natividad Navalón hace que ya pertenezca a la sección Escultoras Expressan.
Post anteriores Escultoras Expressan:
Eva Lootz. La escultura de procesos.
Louise Bourgeois. El psicoanálisis a través de la escultura contemporánea.
Elena Asins. El arte del concepto.
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