La exposición de los alumnos de los Ciclos de la Familia Artística Escultura, de la Escuela de Artes de Sevilla, ha tenido lugar en el Centro Cívico las Sirenas, como ya es habitual por estas fechas entre los días 8 y 14 de junio. Un evento que debe considerarse más que una muestra de trabajos de clase, sino como una oportunidad de acercar al público el talento con el que cuenta la Escuela de Arte.
El proyecto expositivo ha seleccionado los mejores trabajos realizados por los alumnos durante el curso 16/17, en los Ciclos de Escultura, Piedra, técnicas escultóricas y Escultura Aplicada al Espectáculo, siendo este último una novedad respecto al pasado año. El nuevo ciclo implantado está relacionado con los proyectos de realización y montaje de obras de ornamentación y ambientación y uso de técnicas escultóricas aplicables en cualquier tipo de espectáculo. También en esta exposición se ha cerrado un capítulo para el ciclo en piedra, debido a que este ciclo ha desaparecido de los títulos artísticos que oferta la escuela de arte de Sevilla.

“Cafetera”. Escultura aplicada al Espectáculo. Sala principal.
La composición y presentación de las piezas en las distintas salas permite recorrer cómodamente las instalaciones contemplando los trabajos expuestos. Las obras se distribuyen en tres espacios: una sala principal, donde tienen gran protagonismo las piezas correspondientes al taller de madera; una segunda sala, donde aparecen piezas de distintos talleres, y un patio, donde se instalan cuatro interesantes piezas del taller de forja.

Esculturas taller de Forja. Patio.
Las distintas piezas nos hablan de la naturaleza o del cuerpo humano y su relación con el mundo, narrando una historia y un proceso creativo diferente. Mientras que muchas son el resultado de todo el curso, otras corresponden al trabajo de un trimestre. Hierro, caliza, mármol, madera de pino o de cedro son algunos de los materiales a través de los cuales los alumnos se han expresado.
En total han sido cuarenta y cinco alumnos los que han expuesto en esta ocasión, siendo su primera exposición para algunos de ellos. En cambio, para otros, esta será la exposición que dará por terminado su paso por la escuela de Arte. En mi visita a la muestra tuve el placer de charlar con dos alumnos del Ciclo F. G. S. Escultura participantes también de la pasada edición. Uno de ellos, Darío Rodríguez, asiste a la muestra de este año como colaborador, ya que durante este curso ha concluido su proyecto final y ahora le esperan proyectos relacionados con la escultura en Atenas. Junto a él, Rodrigo Rodríguez nos contaba como vino desde su Canarias natal para estudiar en la Escuela de Arte y recordamos la obra con la que participó en la anterior edición, la pieza “Cabezón”.
En esta muestra, Rodrigo Rodríguez expone varios de los trabajos realizados en distintos talleres, que cautivan tanto por su técnica como por su sencillez. Algunas de ellas son: “Torso masculino”, en Cedro, mármol y acero; “Purgatorio”, en Madera de cedro y acero y “Atropos”, en Pino policromado.

“Atropos”. Rodrigo Rodríguez. Escultura.

“Torso masculino”. Rodrigo Rodríguez. Escultura.

Rodrigo Rodríguez. Escultura.

“Purgatorio”. Rodrigo Rodríguez. Escultura.
Resaltar también otras piezas de la muestra como: el equilibrio de la pieza “Chamaeleo chamaeleon”, de Rosa Magdalena Juan Cesar; la enigmática pieza “Busto tatuado”, de Manuel Nieto Peinado; la calidez de la pieza “Elefante, rinoceronte e hipopótamo”, de Francisco Jesús Márquez López; y la fuerza simbólica en “Toro”, de Javier Gallardo Larrubia.

“Chamaeleo chamaeleon”. Rosa Magdalena Juan Cesar.

“Busto tatuado”. Manuel Nieto Peinado.

“Elefante, rinoceronte, hipopótamo”. Francisco Jesús Márquez López.

“Toro”. Javier Gallardo larrubia.
Como en cualquier exposición, las piezas que la conforman se enlazan a través de un discurso que le otorga sentido a la muestra. En este caso, la vinculación al espacio donde fueron creadas permite que las piezas sean las protagonistas. Sin embargo, aunque el espacio expositivo no menoscaba el disfrutar de la exposición, en mi opinión, los propios talleres, como escenario expositivo, podrían aportar un reclamo adicional por ser el lugar de trabajo de los alumnos, haciéndolos más visibles. Reconozco que muchas de las piezas de la muestra podrían competir en técnica y composición, sin complejos, con otras que se exhiben en lugares de más prestigio. Sólo falta resaltar el nombre que aparece en la cartela, para lo que hay que perder la timidez de exponer.
La muestra desprende en igual proporción ilusión y esfuerzo, tanto de los alumnos como de los profesores de la Escuela de Arte que la han organizado. De la misma manera, deja ver algunos de los cambios que se están produciendo en la Escuela de Arte y, como en cualquier evolución, hay que darle tiempo. Tiempo para encontrar equilibrio entre lo que demanda el público y los intereses del propio alumnado que llena las aulas. En cualquier caso, la Escuela de Arte es ese cúmulo de vivencias y aprendizajes entre talleres que para cualquiera que haya pasado por ella nunca se olvida. Estaré atenta a la próxima edición de la Exposición de Esculturas de la Escuela de Arte y seguiré de cerca el trabajo de Rodrigo Rodríguez que sin duda dará que hablar.
Deja una respuesta