A pesar de mantenerse en un segundo plano como colaboradora de Le Corbusier, en la actualidad seguimos cautivados por los diseños y los muebles de Charlotte Perriand (París 1903-1999), una de las diseñadoras con historia propia, más influyente del movimiento moderno.
Alrededor de 1925 los interiores de planta libre proyectados por Le Corbusier se organizaban con un mobiliario de tipo artesanal, como las sillas Thonet, pero muy poco acordes con la revolución espacial que el mismo arquitecto proponía. La continua búsqueda de Le Corbusier de plasmar en el espacio interior los indicadores del hábitat moderno, no es hasta la llegada de Charlotte Perriand a la Rue de Sèvres cuando empieza a destacar y existir unidad de concepto, <el exterior es un reflejo del interior>.
Charlotte Perriand, no llegó a la Rue de Sèvres por casualidad, buscaba, como muchos de sus compañeros de la escuela de Artes Decorativas, un espacio en el cual poner en práctica lo que hasta aquel momento sólo fueran teorías de cambios y transformaciones sociales, así como la utilización de nuevos materiales.
Una joven inquieta recién titulada en la escuela de Artes Decorativas exponía en un stand del Salón de Artistas Decoradores de París de 1927, su segundo trabajo propio y se titulaba “Bar bajo el techo de cristal”. En él se reproducía el espacio que Perriand había diseñado para el salón de su casa en el ático de la plaza Sant Sulpice en París, alquilado con su marido, donde el protagonismo del metal y las formas ligeras y lineales acentuaban la imagen de modernidad.
Se trataba de una alteración en el diseño interior establecido y llevaba al ámbito doméstico un lugar popular entre la clase media y el ambiente intelectual de la época; el bar, un reflejo de la modernidad en la vida cotidiana. Era la carta de presentación para llegar al atelier de la Rue de Sèvres y solicitar al arquitecto y teórico Le Corbusier un trabajo en su despacho.
Con frase más que conocida de rechazo o de oportunidad, este encuentro cambiará el rumbo del diseño de interior.
Los años siguientes, Perriand mantuvo su autonomía como diseñadora, además de participar como asociada en el atelier de Le Corbusier. En 1928 exhibió en el mismo Salón de Artistas Decoradores, un comedor que reproducía también un interior de su propio apartamento. Todo el mobiliario es producto de su diseño y parte de él será incorporado en los proyectos posteriores en los que trabajará en el atelier.
Trabaja los equipamientos para las villas La Roche-Jeanneret, Villa Stein (1927) en Garches, y Villa en Saboya (1929) en Poissy. Así como en piezas de mobiliario que hoy son iconos en la historia del diseño, la mítica Chaise Longue LC4, la butaca LC2 o silla LC7, donde utilizaba materiales como tubos de acero, aluminio o cuero, con inspiración en la industria automovilística.
Perriand estudiaba con esmero la ergonomía y funcionalidad de los muebles, los nuevos materiales, además de la estética. En la estrecha colaboración que se produce entre Perriand, Le Corbusier y Pierre Jeanneret, se establecieron profundos cambios y una coherencia absoluta entre interiorismo, mobiliario y arquitectura, desde una perspectiva integral.
En 1937 Charlotte Perriand deja el estudio de Le Corbusier, tras 10 años de trabajo, ya había conseguido un hueco en un mundo dominado por hombres y se estableció en su propio estudio, pero alejada de los materiales luminosos, creando muebles con materiales más tradicionales como la madera y formas más orgánicas de superficies cálidas. Se dedicó a la investigación en términos de prefabricación y viviendas moduladas para un público más amplio.
La presencia alemana en Francia en 1940, la lleva a Japón para trabajar como asesora en el Ministerio de Comercio e Industria y continua sus investigaciones en distintos estudios y talleres. Fue una gran influencia en la creación japonesa en términos de diseño.
La Segunda Guerra Mundial hizo que se quedara 4 años en Vietnam. En su experiencia asiática desarrolló trabajos con bambú, de los cuales nació una reinterpretación de la LC4, la Tokio Chaise Longue. Una experiencia que le permitió fusionar elementos orientales y occidentales, la tradición y la modernidad. Su estancia en Asia marcaría el resto de su producción, decantándose por materiales más vegetales y la proyección de espacios modulados (célula mínima) basados en la vivienda japonesa.
La vuelta a Francia llega en 1946 hasta el fin de su vida, revive su carrera como diseñadora independiente en grandes diseños, entre ellos el primer prototipo de la cocina para la Unidad de Habitación de Marsella. Y una continua colaboración con importantes diseñadores y arquitectos como Jean Prouvé.
La fotografía también fue otra de sus pasiones, destacan los paisajes, sus imágenes de la naturaleza, formas orgánicas de huesos, ramas, piedras, que utilizaba como inspiración para sus diseños.
El punto culminante de su carrera, donde reúne todas las investigaciones previas sobre arquitectura de montaña, prefabricación, industrialización y materiales, llega con el proyecto del complejo invernal de Les Arcs en Saboya, lugar conocido por sus estancias en casa de sus abuelos. Entre 1967 y 1982, Perriand proyecta y construye unos apartamentos de montaña en las estaciones de esquí de Les Arcs, su obra arquitectónica más relevante.
Recibe un merecido reconocimiento por su trabajo, con una exposición de su obra en el Museo de las Artes Decorativas de París en 1985 y con la publicación en 1998 de su biografía titulada Charlotte Perriand: “Una vida de creación”. Un libro biográfico cuyo título refleja muy bien, una vida dedicada con pasión a su trabajo.
Charlotte Perriand dejó un amplio legado que ha superado con creces la prueba del tiempo, hoy las piezas son producidas por Cassina, compañía que posee los derechos para la reproducción de sus muebles; Biblioteque, los taburetes de Méribel y Berger, las estanterías ‘Synthèse des Arts’ que elaboró para el taller de Jean Prouvé, las mesas Pétalos.
El recorrido por la trayectoria de Charlotte Perriand muestra además de su talento, la progresiva incorporación de la mujer al campo profesional y teórico de la arquitectura y el diseño. Una mujer inconformista, adelantada a su tiempo, que comenzó a construir la modernidad en el diseño que hoy conocemos.
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