
Hace poco salió la noticia sobre el último estudio del CIS donde decía que siete de cada diez españoles no pisan “nunca” ni un museo ni una biblioteca. Y ayer se publicaba la última actualización sobre el seguimiento estadístico de las visitas realizadas a los museos gestionados por la Consejería de Cultura en el primer semestre del año.
Muchos hemos aprendido que a las estadísticas no hay que prestarles más atención de la necesaria. Sólo sirven en mi opinión, para hacer una autocrítica y hacernos la pregunta de cuánta Cultura consume cada uno.
Pensando en esta idea y centrándome en los Museos, puedo decir que visito las exposiciones regularmente, tanto las colecciones permanentes como las temporales, simplemente porque me gusta, (por cierto, también las bibliotecas) con independencia de la opinión final que pueda originarse después de ver la muestra en sí. Me gusta el conocimiento que transmiten y ese micro-espacio dentro del lugar donde el tiempo se detiene. Saber que en esos edificios, casi siempre bellos y enigmáticos, se guardan restos de nuestra memoria. Me gusta ir cuando no hay mucha gente y sentarme en esos alargados bancos de madera para contemplar y pensar en el arte.
En toda ciudad a la que he viajado he entrado en sus museos, he paseado por sus pasillos y me he parado a observar sus galerías, los muros y escalinatas. Me gustan los museos tanto los arqueológicos como los de arte contemporáneo, grandes como los pequeños, esas casas museo que se crean en los pueblos y que apenas tienen presupuesto para mantenerse.
Pero es cierto, que no siempre ha sido así, hubo otro tiempo en el cual ir a una exposición cualquiera sólo suponía cumplir con el objetivo de visitar un lugar de destino. Recuerdo con exactitud el momento en el cual salí de una de ellas y lo vi todo diferente, como si se hubiera producido algo en mi cerebro, alguna conexión interna, algo se había activado y ya tenía sentido. Fue en la visita al Museo Berardo (Lisboa). Dos imágenes exactas pueden resumir el recuerdo de la experiencia, una de ellas una infografía en la pared donde se indicaba el CAAC Sevilla y la otra, las espectaculares esculturas de Henry Moore en sus exteriores.


Hoy no sé si podría disfrutar de cualquier visita a un Museo de igual forma que si no hubiera entrado en aquel museo de arte contemporáneo. Por ello, siempre pienso en la posibilidad de que exista un público esperando esa oportunidad que le permita saber con certeza que le gustan los museos e igualmente que exista un público que necesite darse la oportunidad así mismo de entrar por primera vez en uno de ellos, eliminando las posibles limitaciones o pretextos que le impidan hacerlo.
A grandes rasgos un museo conserva, guarda, estudia y muestra una parte específica de historia, dependiendo de qué esté organizado y catalogado. En el modelo museístico actual, las colecciones que se exponen presentan un gran potencial, sin embargo, lo que está en crisis es la relación que se construye entre la obra expuesta y el público así como la institución y el público. Un ejemplo de ello lo encuentro en las visitas a los museos de Sevilla donde en ningún caso, después de ver una exposición me han dado la posibilidad de presentar mi valoración por medio de una encuesta, entonces, ¿cómo van a saber si me ha gustado o no? o ¿cómo valorar si hay algo que mejorar?
Después de la etapa estudiantil, donde son diversas las propuestas didácticas para la integración de actividades culturales, sólo el público con un bagaje y educación cultural previa continúan visitando regularmente museos, por ello cabe pensar que el único responsable de no ir a un museo es el propio ciudadano, es su elección.
Pero en este caso y en mi opinión la responsabilidad es compartida con la mejorable gestión de los propios museos y dan prueba de ello las estadísticas de seguimiento, donde se puede ver un ligero crecimiento en las visitas con respecto al mismo periodo del 2.015 en el MBASE y MASE y un notable descenso en el CAAC Sevilla. Cuando se habla de encontrar nuevos públicos, sólo se abre la puerta al sector, abriéndose nuevos museos (o centros culturales), cosa que no es suficiente. Habría que atraer a ese público, invitarlos a pasar y acomodarlos para que se sienten bien.
A la mayoría de los Museos que hay en Sevilla podemos visitar gratis, sabemos que esa no es la cuestión. Es más, en mi opinión lo que es gratis puede llegar a no valorarse con más facilidad y hay que matizar que la cultura es de todos pero tiene su coste. Ya la semana pasada salía en prensa una noticia sobre las cuentas y la reducción de deuda del Museo del Prado (Madrid) recogidas en el BOE y entre los hechos que lo habían permitido había sido la mejora en la previsión de venta de entradas, venta de publicaciones y productos comerciales. ¿Exigimos transparencia en la gestión de los Museos?
Si la sociedad es más dinámica y sus intereses están cambiando, también debería cambiar el modelo de la institución, realizando mayor difusión, visibilidad, accesibilidad para que se produzca el encuentro, rapidez en la información e implantando nuevas tecnologías.
El público visitando los museos es el único que puede realizar esa transformación, apoyando la memoria, reflexionando y haciendo crítica de mejora, todo ello retroalimentando a la propia sociedad, porque queramos o no, el patrimonio histórico y cultural nos corresponde y todos formamos parte de él.
Después de esta reflexión, cuéntame. Cuáles son tus razones. ¿Por qué te gusta ir al Museo?

Museo Pablo Gargallo
Reportaje de la visita realizada al Museo Pablo Gargallo (Zaragoza).

Centro Gallego de Arte Contemporáneo
Post dedicado a la visita realizada al CGAC y recorrido por la exposición "Lugar: contingencias de uso”

Instituto Valenciano de Arte Moderno
Recorrido por la colección del IVAM y por varias de sus exposiciones
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En primer lugar quiero felicitarte por tu reflexión, no sólo me he sentido muy identificado con lo que expones sino que he disfrutado mucho leyéndola. En mi caso, no recuerdo que hubiera un momento concreto o un caso determinado que hiciera ese ‘click’ dentro de mi cabeza a partir del cual sintiera la necesidad de visitar museos. Desde que recuerdo tengo esa necesidad y me pasa como a ti, que da igual que el museo sea arqueológico, de arte o una casa museo. Quizás los de Ciencias sean los que más se me resistan, pero creo que siempre se aprende algo en un museo y no concibo mis viajes sin visitarlos 🙂
¡Un saludo!
Me he llevado una grata sorpresa, Sergio. Gracias por tus palabras y por compartir tu visión y razones para visitar un Museo. 🙂
Un saludo¡