
Obra 1990. Fibro-cemento.
La ESCULTURA, rama artística tradicionalmente vinculada al género masculino, por su relación con la fuerza física requerida en las técnicas empleadas. Aun así, nos deja nombres de escultoras relevantes en la historia, que aunque no pudieron aprender de las enseñanzas oficiales por obstáculos sociales, al estar influenciadas o vinculadas a familias de artistas, desarrollan sus propias obras plásticas y se puede valorar su talento.
Afortunadamente, las cosas han cambiado y actualmente el panorama es rico en nombres de escultoras con importantes trayectorias.
Cristina Iglesias es una de las artistas españolas más internacionales de las últimas décadas. Ha transformado el concepto de escultura en el ámbito de las instalaciones.
Nació en San Sebastián, en el seno de una familia creativa, aunque empezó la carrera de ciencias químicas, pronto la abandonó para mudarse a Barcelona donde estudiar dibujo y cerámica. Pero la necesidad de encontrar nuevos lenguajes la lleva a Londres para matricularse en la Chelsea School of Art.
Sus influencias y motivaciones surgen más del arte y la cultura británica que de la española. Se dio a conocer en la primera mitad de la década de 1980 y desde entonces ha expuesto y expone regularmente en museos y galerías de Europa y América.
La primera obra pública española fue la puerta-escultura con representaciones vegetales, para la ampliación del Museo del Prado, en la que tanto el espacio como los distintos movimientos de las cuatro piezas al abrirse, forman parte de de la instalación en bronce.
Un umbral ficticio que separa lo cotidiano del interior del museo, pudiendo quedarte a contemplarla sin tener que pasar a él.
El trabajo de Cristina Iglesias es trasversal, se vislumbra en él la Arquitectura, la literatura, la geología, la pintura, el cine.., empleando diferentes materiales al servicio de sus ideas, como el alabastro, el hormigón, la resina, el hierro, el vidrio, el bambú o el propio agua.
El contraste de texturas y materiales, así como la relación entre ellos con el espacio son constantes en toda su trayectoria. Sus obras no necesitan explicación, no es una escultura decorativa, no crea objetos estéticos, es una escultura diferente, que te motiva a participar, a experimentar las reacciones más diversas.
Corredores suspendidos, donde las luces juegan con las sombras, profundos pozos de los que emana agua, misteriosas grutas marinas, espacios como salidos de un cuento de ficción, que se desarrollan desde la imaginación.
Cristina Iglesias es una constructora de lugares que nos invita a reflexionar.
“la escultura es un espacio, una reflexión, una plataforma desde donde activar lugares en los que hasta entonces nada pasaba”.
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